— Ah, es inútil. No puedo detectar ninguna presencia en este planeta —discurrió para sí mismo mientras abría los ojos, ladeando la cabeza, como si esperara que la respuesta apareciera ante él.
— ?Demonios! ?Qué se supone que debo hacer ahora...? —dijo, dejando escapar un suspiro pesimista. Se sentó en el suelo en posición de loto, cruzando los brazos, intentando reunir sus pensamientos en busca de una solución que le permitiera entender lo que estaba sucediendo.
Este hombre había llegado a ese lugar sin previo aviso ni preparación. Al darse cuenta de que no estaba en el sitio donde debería estar, comenzó a recorrer sus alrededores, buscando algo familiar o, tal vez, a alguien que pudiera ayudarlo. Sin embargo, tras un tiempo de búsqueda infructuosa, se le ocurrió la idea de localizar a otros mediante sus presencias.
él podía detectar la energía vital de los seres vivos, lo que comúnmente llamaba “Ki”. Pero, para su sorpresa, se dio cuenta de que no había nada. Ni siquiera la presencia de animales. El silencio abrumador del lugar comenzaba a inquietarlo, como si el mundo a su alrededor estuviera conteniendo la respiración.
— Rayos... ya me empezó a dar hambre —murmuró, llevándose una mano al estómago, que comenzaba a emitir ruidos por la falta de alimento—. No he comido nada desde la ma?ana. Espero que Milk no se enoje si no llego para comer... espero.
Musitó esto último, recordando la dulce sonrisa de su esposa y cómo se enojaría si no llegaba a tiempo para el almuerzo que ella se esmeraba en preparar.
Aún sentado, el hombre vestía ropa típica de un agricultor, adecuada para el trabajo en el campo. Curiosamente, se encontraba trabajando en medio de su cultivo cuando, de repente, llegó a ese lugar. Era un hombre apuesto, parecía estar en sus veintes y tenía un cuerpo bien trabajado. Pero lo que más llamaba la atención era su peculiar cabello negro, que se juntaba en siete puntas hacia los lados, como si desafiara la gravedad.
Su nombre era “Son Goku”, un Saiyajin criado en la Tierra, un Guerrero que había salvado muchas veces a su hogar de la destrucción a manos de enemigos que enfrentó junto a sus amigos.
En medio de sus pensamientos un destello invisible lo golpeó.
— ?Eh?...— habló con extra?eza —qué extra?o. Acabo de detectar una presencia, pero, no es la de un humano —murmuró Goku, levantando la vista hacia el horizonte, donde una sombra se dibujaba en el paisaje.
Dirigió su mirada hacia la fuente de esa presencia. Podía sentir el Ki de alguien en esa dirección. No detectó malas intenciones, pero esa energía le parecía bastante oscura, como un eco distante de algo desconocido.
— Tal vez debería ir y tratar de hablar con él. Si es una mala persona, solo tengo que derrotarla...—dijo Goku con determinación, mientras llevaba dos dedos a su frente para realizar una de sus técnicas: la tele transportación. Una habilidad adquirida durante su entrenamiento en otros planetas, que le permitía trasladarse a lugares lejanos en un instante, siempre que pudiera sentir una presencia en dicho lugar.
La figura de Goku se desvaneció justo cuando un sonido agudo inundó el aire, como un grito de advertencia que resonaba en la atmósfera.
A varios kilómetros de allí, en una llanura cubierta de flores, se encontraba una chica de cabello largo y rojo carmesí. Ella miraba a su alrededor, completamente confundida, como si hubiera sido arrancada de su mundo sin previo aviso.
—?Donde…?— Pregunto ella en confusión total.
Hace solo unos instantes se encontraba en una academia con sus vasallos y al siguiente instante este paisaje extra?o la rodeaba sin motivo alguno. Ella salió de la incertidumbre que la cernía y se puso en alerta, creyendo que se trataba de una emboscada para lastimarla o matarla.
“Shuiin" se escuchó un sonido cortando el aire.
Goku apareció detrás de ella, utilizando su tele transportación sin que la chica se diera cuenta, como un susurro en el viento.
— Disculpa, ?podría hacerte una pregun—? —Goku no pudo terminar la frase porque la chica se giró de repentinamente, lista para atacarlo con un poder extra?o que emanaba de su ser.
Con una velocidad imperceptible, Goku esquivó el ataque a quemarropa de la chica pelirroja. El proyectil, de color rojo y negro, salió disparado de un círculo con símbolos extra?os frente a la palma abierta de la joven.
Goku quedó con los ojos abiertos en sorpresa cuando el ataque arrasó el campo, sin dejar rastro de devastación como si hubiera sido reducido a cero. Esa escena le resultaba familiar; ya había visto algo parecido antes. Se imaginó lo que habría pasado si el ataque lo hubiera alcanzado.
— ?Guau! Si eso me hubiera tocado, seguro que no la cuento. Jeje—dijo Goku, soltando una risa nerviosa mientras pensaba en las consecuencias de su imprudencia.
— ??Quién eres?! ??A caso tú me trajiste aquí?! ?Responde!—gritó la chica, alzando la voz en busca de respuestas, su mirada ardía con desconfianza.
Adoptó una postura defensiva, preparándose para atacar de nuevo. A pesar de haber lanzado un ataque tan cercano, Goku había logrado esquivarlo. La chica no podía sentir ningún tipo de energía mágica proveniente de él, pero comprendió que el hombre frente a ella no era alguien a quien pudiera subestimar.
Goku, parpadeando rápidamente al oír las palabras de la chica, se dio cuenta de que no entendía las palabras que salieron de su boca.
— Ehh... ?no... no te entendí nada? Puede que tú tampoco puedas entender lo que digo, ?verdad...? —dijo, sintiéndose un poco frustrado al ver que sus intentos de comunicación eran en vano.
Ambos se miraron, y la confusión reinó entre ellos. Goku comprendió que, al igual que él, la chica no podía entender su idioma. Su expresión de desconcierto confirmaba sus sospechas.
— Rayos, esto es un problema—dijo Goku, cruzando los brazos en un gesto de frustración.
La chica de cabello rojo observaba cómo Goku reflexionaba frente a ella, sin importarle la situación en lo más mínimo. Ella estaba decidida a atacarlo de nuevo, pero quedó incrédula cuando él le dio la espalda a una posible enemiga, como si no la considerara una amenaza. Ella pensó que el hombre frente a él no tenía la intención de lastimarla y se relajó un poco.
Ella quería respuesta sobre lo que estaba pasando y, sin otra opción, decidió comunicarse con el hombre delante de ella a través de uno de sus poderes mágicos.
— Disculpa—dijo, intentando llamar su atención con un tono suave, casi implorante.
Goku, perdido en sus pensamientos, se volvió hacia ella al escuchar su voz.
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No entendía lo que decía, pero captó que la estaba llamando.
— Puede que no me entiendas, pero puedo hacer que comprendas lo que digo —explicó la chica, haciendo se?as con sus manos, gesticulando con gracia para que Goku entendiera.
Goku se sorprendió al ver esos movimientos extra?os, pero su curiosidad superó su confusión.
— ?Aahh! ?Estás tratando de decir que puedes arreglarlo! ?Ya entiendo! —exclamó Goku, animándose al comprender la intención de la chica.
Se acercó a ella con total confianza, pensando que no le haría nada malo. La chica pelirroja acercó sus manos a la cabeza de Goku. En cuanto lo hizo, una neblina de colores morado y rojo comenzó a emanar de sus manos.
Goku sintió una extra?a sensación, pero no le preocupaba. No se sentía en peligro; más bien, una calidez lo envolvía.
Lo que la chica intentaba hacer era influir en la mente de Goku con sus poderes mágicos. No era un tipo de control en absoluto, sino un hechizo para que él pudiera comprenderla.
— Ya puedes entenderme—dijo la chica, observando la expresión de asombro en el rostro de Goku.
— ?Guau! ?Esto es increíble! ?Ya puedo entenderte!—exclamó Goku, levantando la voz con entusiasmo al darse cuenta de que podía comunicarse con ella.
La chica pelirroja parpadeo sorprendida por la actitud del hombre, lo tomó por los hombros para alejarlo.
— O-oye, cálmate un poco, si... —le pidió, intentando mantener la calma en medio de la confusión.
— ?Eh? Oh, claro —respondió Goku, bajando un poco su tono y alejándose un poco para no incomodar a la chica.
Con el problema de comunicación resuelto, Goku adoptó una actitud más seria antes de hablar.
— Ahora que puedes entender lo que digo, quiero preguntarte algo. ?Puedo? —dijo, su voz ahora cargada de curiosidad.
La chica pelirroja cerró los ojos, mostrando una expresión neutra ante la pregunta. También quería respuestas de su parte.
— Está bien, pero solo si tú también respondes a mis preguntas. ?Es un trato? Contentos la chica, con elegancia y firmeza, como una negociadora en un acuerdo.
Goku aceptó sin dudar.
— Sí, es un trato —respondió, extendiendo su mano derecha, que la chica aceptó con un gesto firme.
— Bien, ?qué es lo que quieres saber? —preguntó ella, su mirada fija en él.
— Puede que no lo hayas notado porque acabas de llegar, pero...—Goku no pudo continuar, ya que fue interrumpido.
— Espera, ?a qué te refieres con que acabo de llegar? ?Cómo sabes eso?—preguntó la chica, confundida, frunciendo el ce?o.
Goku notó su desconfianza y decidió explicarle con calma.
— Yo llegué a este lugar hace un par de horas, tal vez más. Estuve buscando por todo el planeta alguna presencia, pero no encontré a nadie...—le respondió, su voz llena de sinceridad.
— ?Nadie? ?Te refieres a las personas? ?Cómo que... todo el planeta?—la mirada de la chica se tornó de confusión a incomprensión, tratando de asimilar todo lo que decía.
— Este planeta está vacío. No hay ninguna persona, ni siquiera animales. Eres la primera presencia que siento en horas, así que me apresuré a llegar para averiguar qué estaba pasando. Pero me acabo de dar cuenta de que tampoco tienes idea de lo que sucedió, como yo...—explicó Goku, su tono reflejando la desesperación de la situación.
Cada palabra de Goku hacía que la chica se sintiera más consternada, como si cada revelación fuera un golpe en su pecho.
— Pero una cosa está clara—dijo Goku, alzando la vista hacia el cielo, seguido por la chica—. Este no es nuestro planeta. Tal vez… ni siquiera sea nuestro universo.
Observó el firmamento, que ofrecía una vista completamente increíble. El cielo estaba pintado de distintos matices, entre azul y morado, con tonos dorados y el blanco de las nubes. Más allá, se podían ver diferentes plantas adornando el cielo y gigantescos planetas que parecían estar cerca de ese mundo.
Para Goku, que había recorrido innumerables mundos a lo largo de su vida, la vista era impresionante, pero no sorprendente; quizás ya se había acostumbrado a contemplar maravillas. Sin embargo, la chica pelirroja a su lado se sentía profundamente inquieta. Había explorado muchos lugares increíbles, pero nunca había experimentado algo tan abrumador. La mera idea de que este no era su universo, su hogar, y de que nunca volvería a ver a su familia o amigos la estremecía hasta lo más profundo de su ser.
La ansiedad comenzaba a apoderarse de ella, como una sombra que se cernía sobre su corazón. Mientras sus ojos recorrían el horizonte, la fachada de mujer fuerte e inteligente que había construido con tanto esfuerzo empezaba a desmoronarse. En ese momento, se sentía como una ni?a asustada, anhelando el consuelo de sus padres, deseando que sus abrazos pudieran atravesar la distancia que la separaba de todo lo que conocía y amaba.
Cada latido de su corazón resonaba con el eco de su soledad, y la vastedad del lugar la envolvía en una sensación de desamparo. En su mente, las imágenes de su hogar, de risas y momentos compartidos, se entrelazaban con la cruda realidad de su situación. La lucha interna entre su deseo de ser valiente y su miedo abrumador la dejaba atrapada en un torbellino de emociones, donde la esperanza y la desesperación bailaban en un delicado equilibrio.
Goku, que observaba el cielo con los brazos cruzados, sintió un remolino de emociones negativas que emanaban de la chica y la miró. Ella se estaba desmoronando mentalmente, y su corazón se compadeció de ella.
— Oye, no nos hemos presentado aún. Yo soy Goku, Son Goku. ?Cómo te llamas?—dijo Goku, tratando de animarla con su sonrisa despreocupada.
La chica lo miró, aún consternada por todo lo que estaba sintiendo, pero la calidez de su voz le dio un peque?o respiro.
—….. Rías. Me llamo Rías Gremori —respondió, tratando de recobrar la calma. Ella era un demonio de clase alta, heredera de una de las familias más importantes del inframundo, y hermana menor del ahora llamado rey demonio.
En otro lugar de ese planeta
Un hombre de aspecto intelectual, vestido con una bata de laboratorio, contemplaba el firmamento con una mirada estoica y algo de fascinación. La vista era impresionante, pero estaba más interesado en entender por qué se encontraba allí. Momentos antes, estaba en su laboratorio investigando el flujo temporal de una dimensión de bolsillo y, antes de que pudiera parpadear, ya se encontraba en ese lugar desconocido.
— Supongo que llegaré tarde a cenar —murmuró el hombre, sintiendo la ironía de sus palabras mientras observaba el paisaje surrealista que lo rodeaba.
Volvió a examinar su entorno. Observó árboles de distintas formas y especies, creando un paraíso inexplorado de belleza sin igual. Se acercó a uno de los árboles, que parecía una mezcla entre un bonsái y un pino blanco.
— La corteza es suave a pesar de que parece rígida. Interesante —comentó mientras tocaba la corteza del árbol, su mente analizando cada detalle.
De repente, un sonido agudo de "shuin" llegó a sus oídos, como un eco distante que resonaba en el aire.
— Supongo que ustedes son la bienvenida de este lugar, ?no?—dijo al notar la presencia de Goku y Rías, sintiendo que algo extraordinario estaba a punto de suceder.
— ?Puedes entendernos?—preguntó Goku, en un tono curioso, su mirada fija en el extra?o.
El hombre de la bata negó con la cabeza ante la posible pregunta. Rías se acercó a él, sintiendo que no era una amenaza, su instinto le decía que debía confiar.
Después de que la chica utilizara sus poderes, el hombre pudo comprender lo que decían. Así, decidieron explicarle la situación.
— Así que eso es lo que ocurre. Esto será complicado—dijo el hombre de la bata, después de escuchar a Goku con atención.
— Sí, eres el tercero que llegar…este, ?cómo debo llamarte? —contestó Goku, nervioso, rascándose la cabeza, intentando recordar las normas de presentación.
— Ah, es cierto, no nos hemos presentado. Soy el doctor Reed Richards. Pero pueden decirme Reed—se presentó de manera cordial, su tono reflejando su profesionalismo.
Reed Richards, conocido como el Hombre Más Inteligente de su mundo, era un científico brillante y líder de los Cuatro Fantásticos.
— Yo soy Goku, Son Goku, pero me puedes llamar solo Goku si quieres—dijo Goku, animado, levantando la mano en un saludo amistoso.
— Y ella es... bueno...?—terminó Goku, mirando a Rías para que se presentara, su mirada llena de expectativa.
— Soy Rías Gremori. Es un placer, Dr. Richards—dijo la chica, mostrando respeto a diferencia de goku, intentando mantener su compostura.
Rías trataba de recuperar la compostura. Todo esto era demasiado para procesar, y se sentía impotente al mirar a su alrededor. Goku, que había hablado con ella, intentaba animarla con su actitud animosa.
Reed notó que la chica estaba siendo superada por la situación. Había visto situaciones similares en el pasado, pero eso lo dejó a un lado, su mente enfocada en el presente.
— Puede que esto solo sea el comienzo y pronto aparecerán más personas en este lugar—dijo Reed, mirando a Goku—. Dime, Son Goku, según lo que dijiste, llegaste primero y la se?orita Rías llegó después. ?Cuánto tiempo dirías que hubo entre la llegada de ella y la mía?.
Reed hizo esa pregunta para medir el tiempo en el que podrían llegar más personas a ese lugar, su mente trabajando como una máquina bien engrasada.
Goku entrelazó sus brazos, tratando de estimar el tiempo.
— Mmn... no estoy seguro, pero pasaron un par de horas antes de que Rías llegara, y después de eso pasó una hora, tal vez, antes de que aparecieras, supongo—dijo, pensativo, como si cada segundo fuera un rompecabezas que debía resolver.
— Sí, desde mi llegada hasta la tuya ha pasado aproximadamente una hora —confirmó Rías, sintiendo que todo comenzaba a tener sentido.
Reed asintió, comprendiendo la situación.
— Bien, puede que la cuarta persona en aparecer lo haga en unos minutos. Dijiste que podías sentir la presencia de los seres vivos, ?no? Solo tenemos que esperar a que puedas detectarla —sugirió Reed, tratando de pensar en un plan de acción.
— Sí, puedo hacer eso… pero la siguiente persona ya llegó hace unos momentos—dijo Goku, confundiendo a los otros dos.
— ?Eh? ?Hace unos momentos? No habías dicho que solo éramos tres? —preguntó Reed, algo confundido, su mente tratando de seguir el hilo de la conversación.
— Así era, pero... cuando comenzamos a hablar, sentí una presencia. Pensé que era algo muy extra?o para ser de una persona. Pero ahora que lo miro con atención, puedo decir que se trata de alguien, sin ninguna duda—respondió Goku, con tono serio, su mirada fija en el horizonte.
— Espera, ?a qué te refieres con... una energía extra?a? —preguntó Rías, intrigada, su curiosidad despertando.
Goku miró hacia el cielo, seguido por los otros dos, tratando de ver algo que pudiera explicar la sensación que lo invadía.
— Esa energía es... cómo decirlo. Es como si fuera la energía que emite un sol—dijo Goku, causando más intriga en ambos—. Y parece que lleva rato observándonos.
Mientras Goku hablaba, una figura en la atmósfera los escuchaba. Un hombre había estado escuchando desde hace un tiempo y, sorprendentemente, no tenía problemas para entender lo que decían.
La figura sintió que Son Goku lo estaba mirando directamente. Decidió descender y hablar con ellos.
— Parece que empezó a descender —dijo Goku, con una actitud confiada y una sonrisa desafiante iluminando su rostro.
Rías miraba el cielo con asombro. La figura de un desconocido descendía, y al verlo, pensó que era la llegada de un dios.
Frente ellos flotando en el aire, apareció un hombre vestido con un traje azul, botas rojas y una capa que ondeaba al viento magníficamente. En su pecho, llevaba un símbolo en forma de "S". En su mundo, era conocido como Superman, el campeón de los oprimidos, el último hijo de Kriptón, un héroe, el mejor de los héroes.
Reed, al observar a Superman volando, decidió hablar primero. No lo conocía, pero reconoció el aura heroica que desprendía con toda claridad.
— ?Puedes entendernos? —preguntó Reed, poniéndose delante de Rías y Goku, su voz firme y clara.
Superman miró fijamente a Reed, utilizando su visión de rayos X. Lo que vio lo hizo sonreír.
— Sí, puedo entenderlo, Dr. Richards, fuerte y claro —respondió Superman con un tono calmado, desprendiendo confianza y serenidad.
— Eso es bueno, porque hay mucho de qué hablar —dijo Reed, en un tono directo.
Se podía ver el fuego en sus ojos, uno que decía que iba a superar cualquier adversidad. Goku, por su parte, mostraba entusiasmo ante la situación, mientras que Rías se veía mortificada. Todo esto era demasiado increíble para ella.
Este solo era el inicio de todo lo que este lugar les depararía a todos ellos.
Continuará...