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Capitulo 1: Castigados

  Hola, llámame Xiok.

  Bohemia, introvertida y orgullosa INFJ. Amante del arte, las novelas y los cómics. Soy de las que buscan estrategia incluso en una taza de té, y me pierdo creando mundos donde la lógica y la emoción se dan la mano… o se pelean.

  Te doy la bienvenida a mi peque?o caos: una historia nacida del corazón. Aquí encontrarás adolescentes que no encajan, amistades tan fuertes como peligrosas, y un villano tan carismático que te hará dudar de tu propio juicio. Hay risas, gritos y silencios que duelen. Hay locura, ternura y una batalla que apenas comienza.

  Si alguna vez buscas una historia fresca que te haga suspirar. Estás en el lugar correcto.

  Bienvenido/aa mi novela. Que comienza la caída.

  Ese día, verduras y pedazos de comida volaban por los aires en la cafetería, transformados en un campo de batalla. Estudiantes, en el segundo día del retiro espiritual, gritaban y lanzaban bolas de puré. Hermanas y profesores trataron sin éxito de poner orden.

  Por un extremo, Theo Sandoval, un pelirrojo alborotado e hijo del respetado y famoso abogado, desvió el ataque de un balón de básquet lanzado por un chico de lentes. Eufórico, la emoción se evaporó cuando un grito escarapelo su espalda y la de su equipo.

  — ?Quién lanzó el balón? —la hermana superiora se acercó. Con arrugas b ajo sus ojos.

  Theo tragó saliva, sus ojos recorrieron a sus compa?eros cabizbajos antes de encontrar la mirada implacable de la superiora. "A veces odio ser el capitán ", pensó mientras levantaba la mano en se?al de culpabilidad.

  No muy lejos, Cornelia Esposito, mejor conocida como Corni, separó sus labios de los de su novio mientras sus amigos la protegían del bombardeo de comida. Con un cabello lacio y casta?o, murmuró.

  — Eres un mal ejemplo.

  —Aprovecha. Nadie nos ve — su novio susurró.

  Con un hueso de pollo en la mano, Corni se deslizó hacia Talia Vizcardo, una joven de largas trenzas. Lo enredó con sumo cuidado y en segundos, lo contempló.

  Un poco orgullosa delante de sus amigos y novio. Pero, su confianza desapareció cuando una mano la detuvo.

  Giró rápido, congelado por el susto. La hermana Rose, con restos de comida pegados en su hábito.

  —?Qué haces? —La mujer trató de tener paciencia en sus ojos.

  Talia, sorprendida, tanteó su cabello y descubrió el hueso oculto. Corni, sin saber qué decir, retrocedió hacia su grupo. Ellos se dispersaron, la dejaron a su suerte.

  — Corni acompá?ame — dijo Rose.

  Mientras tanto, los gemelos Andrew y Arthur Chang, idénticos salvo por la dirección de su cerquillo, lanzaron bandejas de guiso de carne a otros estudiantes. El ataque fue tan desafortunado como efectivo: un par de gotas salpicaron a Theo, quien estaba junto a la hermana superiora, volviendo aún más tenso el ambiente.

  Por otro lado, Bruno Dávila, corpulento y becado del colegio. Observó el suelo, sus manos sucias y rodillas pegadas a la tierra húmeda, su expresión tensa y miedosa culpa de dos jóvenes. Jessica y Lucia, provenientes de familias adineradas, sus ropas sucias.

  De pronto un envase de mayonesa cayó a centímetros de su mano.

  — bá?ate — ordenó Jessica — lo mereces por lanzarnos comida.

  Bruno empezó a temblar.

  — ?ESCARABAJO! TU LANZASTE LA SALSA DE TOMATE A MI CABELLO — cuestionó Lucía con un timbre de autoridad mientras el chico mantenía un par de lágrimas — Mejor cállate y acepta lo que se te diga.

  A punto de gritar, su mano derecha tomó el frasco. Aplausos lo detuvieron y los tres voltearon a una figura de cabellos negros, ojos verdes brillando en un tentador de desafío, Kayle Cruz apuntó a la escena con su celular.

  — Psycho ?No te metas en nuestros asuntos! — gritó Jessica, su amiga la retuvo con su mano en el hombro.

  En segundos, Bruno se levantó y salió corriendo. Sus acosadoras, indignadas, regresaron a la chica.

  — Genial ... Mira lo que hiciste, maldita

  — ?Qué? Yo solo veo dos ni?as ricas que juegan en la basura — interrumpió Kayle en una falsa inocencia y una linda sonrisa— ?es su nuevo pasatiempo? Comer basura. Conozco a alguien que las puede ayudar.

  — solo vete psycho — interrumpió Lucia con miedo. Se alejó y jaló a Jessica — perdón, ?bien? ?No escuchaste el rumor de su novio criminal?

  — nosotras lo inventamos — refunfu?ó Jessica.

  Kayle rodó los ojos, emocionada y socarrona al sentir poder. Aunque, desapareció cuando Bruno regresó junto a un hombre guapo.

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  Jessica volteó, primero suspiró por aquel rostro antes de correr a él.

  — ?FUE LA CULPA DE ELLA! ?ES UNA BRAVUCONA!

  — ?LOS BECADOS SIEMPRE HACEN LO MISMO!

  El hombre, volteo de reojo a Kayle resignado.

  — Kayle, Bruno, acompá?enme.

  -----

  Minutos pasaron, aquellos seis adolescentes sintieron el peso de la mirada de esa mujer tan aterradora.

  — Iniciaron la guerra de comida, hostigaron e incumplieron con las reglas del retiro — dijo la mujer de arrugas bajo sus ojos.

  ? Genial, soy el único idiota aquí? siguió el pelirrojo por sus adentros.

  — Pero, no le diré a la directora — continuó ella, sorprendiendo a todos — A cambio, dormirán en la caba?a del lago y lavarán los platos por el resto del retiro. El profesor Nicolas será su supervisor.

  Nicolás Pardo, aquel guapo consejero y quien para ese punto había solo visto una mosca, regresó a la realidad. A punto de refutar, espantosos gritos llamaron su atención.

  Solo tomó un minuto regresar al patio, frente a un conjunto de peque?os vidrios rotos, una cobaya muerta y Jessica con un peque?o rasgu?o en la mejilla. Llorando en el mar, mientras Talia intentaba levantar al animal.

  Sintió miles de miradas sobre ella, pero ninguna peor que la superiora y sus palabras "castigada".

  ------

  Horas más tarde, el alba se levantó junto al grupo. Nicolas reviso a cada uno de sus alumnos, muy atento a la joven de trenzas que no dejo de llorar por el animal.

  Dio un solo paso, cuando una mano con manicura lo detuvo. La hermana Rose, con una peque?a ojera gris, al lado de una mujer más alegre y regordeta.

  — Para estar en esa caba?a, te ves bien.

  — Es porque soy guapo — respondió él con una sonrisa seductora, mientras sacaba un billete — ?Qué hay de comer?

  — Solo come pescado, nada de frijoles. Adiós — fue lo último que dijo, antes de irse con su amiga.

  Nicolas asintió alegre, antes de seguir con su tarea. Reviso a cada uno de ellos, hasta el momento de sus quehaceres, se contuvo en el aburrimiento fuera de la cocina y se alejó.

  — Estarán bien — se dijo así mismo.

  Mientras tanto, en el interior. El par de gemelos intercambiaron miradas, preparando algo.

  — ?Bruno! — Andrew llamó — perdón por empujarte del ba?o, tengo un mal despertar. Espero no se convierta en rumor.

  — Andrew, creo que no eres el indicado para hablar de rumores — agregó Arthur cómplice y sonriente.

  Peque?as risas traviesas se dibujaron, resaltaron frente a Theo que secaba los platos con una toalla. Los conocía lo suficiente para saber que tenían algo entre manos.

  — ?A qué quieren llegar? — no aguanto su ronca voz.

  — OK. "Psycho"—Arthur fue directo — ?En verdad tuviste una aventura con un profesor? ?Por eso eres tan cercana a Nicolás?

  Todos en la cocina voltearon curiosos ante uno de los mejores rumores de la escuela. Aunque Kayle, estoica mostró seguridad. Se acercó al par y cerró el grifo.

  — ?Quieres tener la razón? — su tono era bajo para su expresión perversa, con una intensa mirada sobre él — Oh ... lo siento. Pero no hablare a la mitad de un cuerpo.

  Andrew respiró profundamente y exhaló. Los demás aguantaron la risa.

  — ?Quién mierda te crees? —a punto de estallar. Andrew golpeó el tablon.

  — Una psicópata —replicó Kayle con una inquietante sonrisa.

  — ?Ya paren! —interrumpió Bruno.

  En ese momento, golpes contra la ventana alarmaron al grupo. En un silencio tenso, voltearon hacia huevos reventados en las ventanas.

  —?Quién rayos es? — Corni rompió el silencio.

  Salieron de la cocina, enfurecidos por la suciedad que sabían serían acusados. Sin ninguna se?al de Nicolas; llegaron frente al límite del bosque. Se detuvieron frente a un enmascarado amarillo vestido de negro.

  Por un instante, sus miradas se cruzaron con esa sonrisa de dientes triangulares y ojos afilados, una expresión sádica que les heló la sangre. El miedo los paralizó, hasta que varios huevos explotarón contra ellos.

  Se rompió el hechizo de terror, quisieron acercarse, corni gritó, Bruno y Talia voltearon por profesores, los gemelos se quejaron, Kayle grupo, pero Theo se despertó del trance más rápido.

  Impulsado por los hombros de los gemelos, corrió detrás del desconocido.

  — ?OYE! — grito Theo — regresa, tú limpiaras esto.

  Solo él y su impulsiva determinación. Corrió frenético, hasta que la figura se detuvo abruptamente y Theo, incapaz de frenar, tropezó y cayó, levantando polvo a su alrededor.

  Frente a él, a centímetros de su cabeza, vio el ca?ón de una pistola. El frio del metal y la mascara lo congelaron. Su mente quedó en blanco, atrapada entre miedo y rabia. Sus u?as se clavaron en la tierra mientras sus ojos, dilatados por la adrenalina, ardían en el terror.

  ?Soy una idiota? pensó Theo, maldiciéndose.

  —"Nos sentimos impotentes ante el terror" —dijo el enmascarado con una voz melosa y burlona que resonó en la mente de Theo, provocando un escalofrío— Adiós, peón.

  Antes de que pudiera reaccionar, un chorro de agua fría lo golpeó en la cara. Aturdido, se secó y levantó. En el claro del bosque, ahora vacío, vio su alrededor sin ninguna se?al.

  — Qué mierda...

  Por otro lado, el metal resonó suavemente contra la punta de una zapatilla. La basura acumulada, grandes bolsas amontonadas destilaban un agrio hedor. Nicolás obligado a cubrir su nariz y boca, vio con asco cada pedazo.

  — profe — escuchó detrás de suyo.

  Volteo, y vio a ese enmascarado.

  Arqueo una ceja y llevó su otra mano a la cadera.

  — tú no eres uno de mis ni?os — fue lo primero que dijo y pateó la basura, el peque?o animal de talia apareció ante ellos— tu, ?hiciste esto?

  No hubo respuesta, no estaban muy cerca como para escucharlo reír, pero los hombros del desconocido se revolvían de arriba a abajo. Los ojos de Nicolás se oscurecieron con maldad.

  —Hay peones que no sirven. Los míos, deben ser bien cuidados —se escuchó a través de la máscara— no dejes que se traumen.

  Nicolás apretó sus manos, solo dio un paso cuando algo lo detuvo.

  — ?Lo vi correr por aquí! -era Theo a lo lejos.

  Volvió a detenerse, pero el enmascarado no lo hizo. Corrió lejos y se adentró en la oscuridad del bosque y de la noche.

  ESCENA EXTRA:

  Nicolás: después de tanto tiempo, puedo ser consciente de que, la vida después de la muerte es solo una ilusión que nos esclaviza como la graduación de la universidad. Egregresamos después del esfuerzo, salimos al mundo para sobrevivir y esperamos con ansias el fin de mes por nuestros triunfos que una vez nos dijeron que tendríamos que tener. Si, todo es una ilusión creada por alguien más patético que quiso ver a la sociedad sufrir en las llamas de la mediocridad. ?lo entienden?

  Andrew: ?qué le pasa?

  Theo: yo solo le dije buenos días.

  Theo solo quería usar el ba?o. Minutos después, Andrew y Arthur lo interceptaron y golpearon.

  Por cierto, te dije que esto no era una historia normal...

  "Continua..."

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